domingo, 9 de marzo de 2008

CANTO TERRESTRE

Por ti he sabido como andan los sueños.
Llevan los pies desnudos
y parecen más altos todavía.
De un poema de Pedro Salinas.
Todo en mí ha salido para verte llegar,
las anclas de los crepúsculos han alzado el vuelo,
me detengo, veo como se ilumina
la luna en el reflejo de tu alma.

Llevas en ti la tierra y el río,
es tu canto y yo lo quiero y yo lo amo.
Por tus besos la noche azul va cayendo
y yo como una yedra subo poblando tu pecho.

Llegas, isleña, llena de un mar de silencios;
a tu lado el trigo tiene la forma del arpa
y el movimiento perfecto de tus manos.
¿Cómo no amar el sonido de tus caderas al viento?

Y te toco, las estrellas se despiertan,
asumo que existes y soy dueño de los sueños
y esclavo de tu sonrisa
y arquitecto de las cúpulas del cielo.


José Fuentes

DONDE HABITAS

Y la sierpe llamó al corazón
por el canto de los manantiales.

Tu casa tiene el sonido del agua,
un rumor de rosa retenido en el aire.
Sabe a tierra limpia, sabe a tu desnudez.

La entrada, que te traslada
por los cabellos del viento,
es una evocación a la belleza,
en ella se entiende el lenguaje
de tus manos acariciando el alma.

En el comedor hay una leve tristeza
que empaña fría las paredes olvidadas,
un ocaso de ojos apenas anunciado
entre la maleza de un olvido
que no conoce horizonte.

El sueño del cristal, por el tiempo,
perdió sus lianas.

Entra a golpes de mar
el eco del Mediterráneo,
invade la cocina,
en ella veo alegrarse tu cara,
hay sensualidad en tu unión con los alimentos,
mirarte es construir una oda al pan o a la cebolla,
amo el café, abre tu mirada en la mañana,
el olor a curry, el pan mallorquín,
a veces creo que naciste de la tierra
y que juntas emanáis pureza.

En tu alcoba se haya la ecuación ideal del amor.
Cuando entré estaba deshabitada, abandonada de sueños.
Pero entre los dos tejemos en seda nuestra utopía.
En esta cama de luna somos los amantes perfectos.
Tus ojos crepusculares engrandecen este mundo.
En tu alcoba la sensibilidad es un universo por descubrir,
una locura de hierba para la piel estremecida.

Ahora sé que te amo, que te amo en este cielo,
que te amo al mirarte bajo el amparo
de este silencio enamorado.



José Fuentes

A VOS ME UNE EL MEDITERRÁNEO

Ese tranquilo techo donde andan las palomas
palpita entre los pinos y las tumbas;
el justo mediodía compone aquí sus fuegos,
¡el mar, el mar, resurrecto perenne!
¡OH recompensa, después de un pensamiento,
contemplar la calma de los dioses!
De un poema de Paul Valery.




Conocí tu alma cuando te vi
sentada en los balcones del mar,
absorta en su silencio perfecto
envolvías en tu pecho el mundo.

Yo te amé como un cisne blanco,
tú eras el Mediterráneo
y sus orillas eran tu piel,
suave, eterna, blanca como el alba.

Como me duele mirar el mar
y ver en él la curva perfecta de tu amor.
Quiero recordar la luna durmiendo
sobre el aroma de tu vientre.

Caen mis lágrimas como lluvia,
perdidas en el azul gritan tu nombre,
errantes en la añoranza de tus crepúsculos
dibujan en la tarde los sonidos de tu corazón.

De pronto el viento te aleja.
José Fuentes