domingo, 9 de marzo de 2008

DONDE HABITAS

Y la sierpe llamó al corazón
por el canto de los manantiales.

Tu casa tiene el sonido del agua,
un rumor de rosa retenido en el aire.
Sabe a tierra limpia, sabe a tu desnudez.

La entrada, que te traslada
por los cabellos del viento,
es una evocación a la belleza,
en ella se entiende el lenguaje
de tus manos acariciando el alma.

En el comedor hay una leve tristeza
que empaña fría las paredes olvidadas,
un ocaso de ojos apenas anunciado
entre la maleza de un olvido
que no conoce horizonte.

El sueño del cristal, por el tiempo,
perdió sus lianas.

Entra a golpes de mar
el eco del Mediterráneo,
invade la cocina,
en ella veo alegrarse tu cara,
hay sensualidad en tu unión con los alimentos,
mirarte es construir una oda al pan o a la cebolla,
amo el café, abre tu mirada en la mañana,
el olor a curry, el pan mallorquín,
a veces creo que naciste de la tierra
y que juntas emanáis pureza.

En tu alcoba se haya la ecuación ideal del amor.
Cuando entré estaba deshabitada, abandonada de sueños.
Pero entre los dos tejemos en seda nuestra utopía.
En esta cama de luna somos los amantes perfectos.
Tus ojos crepusculares engrandecen este mundo.
En tu alcoba la sensibilidad es un universo por descubrir,
una locura de hierba para la piel estremecida.

Ahora sé que te amo, que te amo en este cielo,
que te amo al mirarte bajo el amparo
de este silencio enamorado.



José Fuentes

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